jueves, 17 de abril de 2014

Qué bien sienta relajarse unos días y salir de tu ciudad, pueblo o donde vivas. Cambiar de aires creo que es bueno para todos. Pero como ocurre con todo, se pasa en un abrir y cerrar de ojos. 
Llegas cansada de pegarte un pedazo de viaje en coche. Lo único que quieres es salir de él porque llega un momento que ya ni sabes cómo ponerte. Y cuando ves la costa a lo lejos te empiezas a relajar, y aún lo haces más cuando ves ese cartel que te indica ''Playa a 300 metros''. Entonces llegas y respiras ese aire que notas tan distinto al de Madrid, lo sientes puro y limpio. Ves la playa y te das cuenta de lo afortunada que es la gente que vive a diez minutos de ella y que ni siquiera la aprecia. Y aunque se te ponga el pelo como una escarola y te sientas más pegajosa que nunca, notas esa sensación de libertad y tranquilidad por unos días. Y claro cuando ya te estás acostumbrando al tacto de la arena en los pies y a lo fría que está el agua en abril, tienes que volver a subir a ese coche tan incómodo y aburrido para pegarte otras seis horas de viaje y volver a la rutina de tener que estudiar día sí y día también.










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Coments